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olvido

¿Cómo puede doler tanto una sonrisa? Porque es fingida.
¿Por que fingir estar bien cuando la tristeza rodea tu corazón?
Una sonrisa, un “estoy bien” para tranquilizar a quien te rodea, pero en realidad te estas muriendo lentamente. El dolor te invade, la desesperación se apodera de tu alma.
Falsedad para ocultar la verdad, mentiras para protegerte de la realidad.
Un sufrir, un sin vivir. Lágrimas ocultas en la oscuridad, lágrimas camufladas a la luz del día. Aprender a llorar sin que nadie te vea, soportar las lágrimas estando al lado de alguien a quien deseas.
Siempre dolor, dolor, dolor...
Hacer la vista gorda para sufrir menos, pasar por alto transgresiones hacia tu persona, transgresiones convertidas en palabras o en hechos, que se clavan como puñales en el pecho.
Cómo aguantar día tras día esta farsa, sonrisas tristes y lágrimas sin límite.
Tristeza camuflada tras una máscara de alegría. Intentar apreciar lo bueno, los momentos agradables, instantes memorables, pero el esfuerzo es inútil, esforzarse en vano para solo conseguir más dolor del que se puede soportar.
Tantas palabras de consuelo que no llegan a consolar, tantas palabras de ánimo que se pierden en el mar.
Paz y tranquilidad es lo que anhela mi alma, apoyo silencioso y un hombro donde apoyarse sin caer después al vacío.
Música que acompaña mi penitencia, notas que calman las heridas abiertas por la vida. Puñetera vida que se divierte con nuestra desventura. ¡Maldita sea con sus caprichos! Días felices acompañados de amargura, qué pedirle a esta puta vida si todo lo bueno nos lo quita o nos lo cobra con intereses.
“No hay mal que por bien no venga” ¿Por qué no decir “No hay bien que con sufrimiento no se pague”?
No salen las cuentas, demasiadas penas, demasiados pesares para una corta vida.
La peor condena es ser demasiado emotiva, exageradamente emocional, sufrir por todo, sufrir por el pasado, sufrir por el presente, y, lo peor de todo, sufrir por el futuro, sufrir antes de sufrir. Un calvario, para algunos una exageración, pero por desgracia la penalidad de muchos, y pocos consiguen consuelo.
Una vida torturada para una mente y un corazón demasiado sensibles, que pronto llegaran a su límite y buscaran consuelo, tranquilidad, donde todo el mundo lo encuentra, en el lecho de muerte, donde ya la vida no puede jugar con nosotros...

2 comentarios

belen -

increible. Siento como tú el dolor de las sonrisas forzadas, aunque duele igual no fingirlas cuando se está hundido. Quizás al menos es más cómodo no sociabilizar para sacar palabras tan emotivas como las tuyas en esos momentos, en soledad.

silvia -

verdaderamente emotivo y cautivador